MARX GÓMEZ M. (*)
Quiero brevemente hacer un pequeño ejercicio de desmontaje en
torno a una palabrita que el candidato de la Mesa de la supuesta Unidad
Democrática repite en casi todas sus alocuciones: progreso. Pero como el
ejercicio implica el uso de la memoria histórica, por ende no constituye
especulación alguna, quiero atender primeramente dos puntos medulares antes de
abordar la cuestión del progreso. Empecemos:
LA POLÍTICA DEL SHOW
La derecha siempre ha pensado, y actuado conforme a eso, que el
pueblo es acéfalo. Ya que estamos apelando a la memoria histórica empecemos,
sin irnos tan lejos, a ese evento que se llamó “Las Primarias de la Unidad” y
que quisieron vender con bombos y platillos porque para ellos todo es una
mercancía. Se dijo que fue un acto democrático y como acudieron algunas
personas a escoger a su candidato, diremos que en efecto hubo un nivel de
participación.
El show está cuando nos dicen que fue un acto de “pluralismo” –y
esta otra palabrita también se oye mucho en la boca de algunos personeros de la
oposición–. ¿Qué puede tener de plural un mismo proyecto presentado por seis
personas? Los rostros de esas seis personas, nada más. Porque decir que eso es
muestra de la diversidad de pensamiento en la MUD es uno de los muchos embustes
que tiene la mesita en su gaveta.
Fueron seis
intentos discursivos para tratar de engañar al pueblo con su show y entre esos
intentos, recordemos, estaba la burrada del capitalismo popular. Popular es el
socialismo, no el capitalismo. El hecho de que ahora la burrada sea más “sutil”
con eso del “progreso”, no le quita el que sigue siendo un proyecto neoliberal
y el pueblo venezolano ya no está para eso, así como toda la humanidad.
Ahora el
show es querer exhibir –con toda la maquinaria de medios de (des)información
privados– a ese candidato como lo nuevo, lo jovial, lo fresco. Ya hablaremos de
eso. Vamos con el otro punto: eso del supuesto rostro humano del capitalismo.
EL CAPITALISMO NO ES ÉTICO
Por ahí se hizo hace un tiempo un evento donde participaron
algunos expresidentes que vinieron a hablar del lado humano de la economía pero
como el planeta sigue sumergido, pero cada vez por menos tiempo, en un sistema
mundo capitalista, trataron de encantar, montando otro show más, de que este
modelo económico es beneficioso para todas y todos… los grandes empresarios.
En
contrapartida, el domingo 19 de agosto se presentó en el Celarg la Madre Teresa
Forcades i Vila a realizar un conversatorio sobre una crítica ética al
capitalismo. Aquí quiero retomar lo que fue su posición de entrada.
Mucho se
jactan los capitalistas de ser los defensores de la libertad pero, en su
realización histórica, el capitalismo lo menos que ha defendido es eso. Lo que
ha hecho es exacerbar el lucro desenfrenado y el individualismo, queriendo
deshumanizarnos constantemente hasta el punto de no sentir y no preocuparnos
por los otros.
Pero no se
trata de que como los capitalistas dicen ser los defensores de la libertad y el
socialismo pregona la solidaridad, el debate es entre libertad versus
solidaridad. No. Lo que hay que dejar por sentado es que el marco de toda
libertad es la solidaridad. Lo que se busca es, a decir de Rosa Luxemburgo, un
mundo donde todos seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y
totalmente libres.
Por razones
de espacio les recomiendo la lectura del libro de la hermana benedictina
titulado Los crímenes de las grandes compañías farmacéuticas. Allí pueden ver
el lado “humano” del capitalismo: el negocio de la salud.
¡AJÁ! Y ENTONCES, ¿QUÉ ES ESO DEL PROGRESO?
Se trata de
una palabrita que, aproximadamente, desde la segunda mitad del siglo pasado nos
han querido clavar en la mente para hacernos creer que vamos “hacia un camino”
–nótese aquí que el candidato de la MUD no tiene nada de nuevo ni de fresco y
mucho menos jovial– donde hallaremos el bienestar general. Es como este asunto
del rescate de algunas economías europeas actualmente: una vulgar estafa.
Hay un
documento de las Naciones Unidas titulado Estimaciones para las economías
desarrolladas y subdesarrolladas que data de 1951 y expresa, como diríamos
aquí, sin pelos en la lengua lo que significa el “progreso”: “Hay un sentido en
el que el ‘progreso’ económico acelerado es imposible sin ajustes dolorosos (…)
y grandes masas de personas incapaces de seguir el ritmo del progreso deberán
ver frustradas sus expectativas de una vida cómoda. Muy pocas comunidades están
dispuestas a pagar el precio del progreso económico.” Y es que para pagar ese
precio o hay que ser inconscientes o sufrir las demencias de gobiernos
reaccionarios, porque de lo que se trata es de un suicidio tanto espiritual
como físico. Eso, sin más ni menos, es lo que no nos dice Capriles cuando habla
de progreso y ése es el camino que ofrece.
Eso de los
ajustes dolorosos lo podemos hallar a la vuelta de la esquina cuando, precisamente,
en la segunda mitad del siglo pasado a raíz del Consenso de Washington se
empezaron a aplicar en América Latina y en todo el mundo las llamadas políticas
de ajuste estructural: privatización de la salud, de la educación, del
conocimiento, de la vida.
Pero los
pueblos del mundo están respondiendo organizándose, discutiendo, elevando
propuestas, materializando alternativas, construyendo colectivamente,
transformando. Y Venezuela toma parte en esa lucha. Si hay un camino, ese es el
de la Revolución no el del progreso.
¡Sigamos
construyendo Poder Popular!
(*) mjgl1189@gmail.com
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